La importancia de una mirada de género para las migraciones

En el marco del II Proceso Formativo sobre Migración Infantil, impulsado por el Observatorio Regional de Migración Infantil –OREMI-, la mañana del jueves 21 de marzo, se desarrolló la segunda sesión: La situación de los Derechos Humanos de las Mujeres en contextos migratorios, impartida por la Dra. Ana Silvia Monzón.
Los impactos son diferenciados por género, tanto en lugar de origen, como en el de tránsito y destino; o porque las diferencias de migrar en un cuerpo sexuado, racializado y o desde la disidencia sexual son evidentes -aquellas personas que trascienden la binaridad de género hombre-mujer-; porque las mujeres son mayoría; o porque está aumentando el número de mujeres migrantes a nivel nacional, son varias de las razones por las que se ha imprescindible una mirada de género para las migraciones, enfatizó la Dra. Monzón, al inicio del taller.
Las mujeres siempre han migrado, son “estructuralmente viajeras”; además, las mujeres migran por motivaciones políticas (guerras, exilios), por motivos laborales o económicos; por estigma familiar y/o comunitario, al haber sido víctimas de violencias; porque huyen de la violencia intrafamiliar y social; y porque ejercen su autonomía, son las principales causas que impulsan a las mujeres a migrar.
Otra de las perspectivas para abordar el fenómeno de las migraciones es la “mirada interseccional”, dijo la experta. La pertenencia étnica, la identidad de género, la edad, la religión y otros marcadores de diferencias sociales no actúan de manera aislada, sino interdependientemente. “Los marcadores de identidades excluyen socialmente. Es necesario ampliar la mirada de género a una mirada interseccional, para identificar, no sólo cuál es la situación de hombres y mujeres”, advirtió la experta.
Las niñas, las adolescentes y las jóvenes que migran proceden de hogares pobres del área rural; se ha identificado un alto porcentaje de población indígena; tienen baja escolaridad o son analfabetas, muchas de ellas son monolingües en los idiomas maternos; tienen escaso conocimiento del entorno urbano; se ocupan en tareas de casa particular o trabajan en plantas maquiladoras, entre otras.
Las niñas y las adolescentes migran más cada vez. Según datos sistematizados por el Observatorio de los Derechos de la Niñez –ODN– de CIPRODENI, en 2012 se reportó un total de 595 niñas y adolescentes mujeres deportadas de Estados Unidos y México, mientras que para 2018, se contabilizaron 4,955 niñas y adolescentes. Frente a esas realidades, es importante abordar las problemáticas migratorias desde perspectivas macro, meso y microsociales que permitan ver dimensiones/funciones no naturalizadas o universalizadas del fenómeno migratorio, obviando la diversidad de experiencias, por clase, etnicidad, condición socioracial, edad, discapacidad, entre otras.
El OREMI desarrolla varios procesos formativos en el marco del Proyecto Binacional a Favor de la Niñez Migrante Guatemala-Honduras, ejecutado por el consorcio CIPRODENI y PAMI, en Guatemala y COIPRODEN, en Honduras, así como el apoyo técnico de KNH y la asistencia financiera del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo Alemán.